En la entrevista de hoy os quiero hablar de Marga Acosta, una gran profesional de la educación que no ha dejado de formarse a lo largo de los años, precisamente porque las aulas son tan diversas, necesitan de profesionales bien preparados, polivalentes y con gran vocación, podemos decir sin lugar a duda que Marga lo es. Ante todo, es madre, maestra, y licenciada en psicopedagogía y pedagogía, con formación en cuentoterapia, entrenadora en Disciplina Positiva y especialista en atención a la diversidad y problemas graves de conducta. ¡Menudo currículum Marga! También es socia de Aseden (Asociación Española de Educación Emocional: Asedem) y el 30 de septiembre que se organiza el I Congreso de Educación Emocional recibirá un premio por su gran trabajo y trayectoria, sobre todo por contribuir tanto a la Educación Emocional .
Siempre atentos
Marga Acosta que la encontraréis en Instagram con la cuenta siempre_atentos ha escrito el libro “Lo que aprendí mientras te portabas mal”, un título muy sugerente para la entrevista que hemos tenido. Una de las primeras preguntas que le he hecho tiene que ver precisamente con la conducta, ¿cuál es la diferencia entre una conducta propia de la edad o el temperamento y otra que podemos calificar como problemática? Ella explica la diferencia de forma clara y sencilla y aunque parezca obvio, a veces es bueno recordarlo porque a la hora de la verdad las situaciones de convivencia que se dan dentro del aula nos atrapan y acabamos confundiendo todo sin diferenciar entre prevenir e intervenir.
¿Cuándo una conducta es problemática?
Nos explica que un problema de conducta es cuando afecta al ambiente familiar, escolar y social y es muy frecuente. Si algo es puntual y se puede resolver con una intervención sencilla, se aprende y no se repite, podemos considerar que es algo pasajero. Pero cuando no solo es frecuente, sino que también impide el buen desarrollo social y personal del propio adolescente, estamos hablando de la necesidad de abordarlo de una forma multidisciplinar. Lo cierto es que cualquier conducta si se da de forma frecuente se puede llegar a convertir en un trastorno de conducta, por eso es tan importante que el equipo docente detecte a tiempo y ofrezca los recursos educativos necesarios y suficientes para evitar que algo evolutivo y pasajero se convierta en un posible diagnóstico que solo un personal de la salud podría calificar. La escuela no diagnóstica, sólo se califican desde salud mental, hay que recordar que en la escuela no se ponen etiquetas, aunque no siempre se logre, en la escuela se observa y se valora lo que necesitan los niños para aprender y mejorar.
Lo que aprendí mientras te portabas mal
Lo que aprendí mientras te portabas mal es una guía práctica para educadores y docentes, donde la teoría nos permite entender y empatizar con niños, niñas, adolescentes y jóvenes, que manifiestan comportamientos disruptivos, conductas que afectan negativamente a ellos y a todo el que se acerca. Marta lo tiene claro y así me lo transmite en la entrevista, un problema de conducta es una manera de decir, «estoy aquí, necesito ayuda, no me siento importante dentro de mi grupo y utilizo estrategias disruptivas para llamar la atención”. Los niños necesitan ser mirados desde la calma y empatía, porque aprenden a regularse sobre todo viendo cómo nos regulamos nosotros.
Esta gran maestra plantea una pregunta sencilla pero llena de sentido, ¿qué me está diciendo este niño con esta conducta? Si somos capaces de dar una respuesta respetuosa a un niño que nos reta, podremos resolver cualquier situación y esto nos permitirá convertirnos en mejores docentes, porque si somos capaces de dar respuesta respetuosas a estas situaciones, podremos tener la oportunidad de ser mejores docentes sin ninguna duda.
La conducta es la manifestación de lo que llevamos dentro
“La conducta es la manifestación de lo que llevamos dentro”, explica Marga y añade “cuando trabajas con todo el grupo de manera holística, se produce la magia, cuando todos los docentes damos una respuesta respetuosa, todos ganamos” Tiene sentido, ¿verdad? Quizás estás pensando, me gustaría que mi hijo tuviera una maestra con la mirada que describe o en el mejor de los casos, mi hijo tiene una maestra con esas características. Y si mejor nos preguntamos, ¿yo tengo las características que me gustaría que tuviera la maestra de mi hijo? Me gusta poner el foco en mí por eso os lanzo esta reflexión.
Me gusta una frase que nos regala Marga ante las malas interpretaciones que hacemos los adultos de las intenciones de los niños. “Los niños tienen cosas mucho más interesantes en qué pensar, que estar pensando en fastidiarnos”. Seguro que has oído en otras ocasiones que no es bueno tomarse las cosas a pecho, como algo personal o como si el niño quisiera fastidiarnos, es así, tu mirada empieza con tu forma de sentirte frente a ellos. Cuando no te lo tomas como algo personal, puedes tener una mirada mucho más respetuosa y no olvides que “los problemas de conducta son mensajes ocultos de que algo no va bien, hay que saber mirar más allá de un portazo o de una mirada desafiante”. Estoy segura de que en más de una ocasión te has visto lidiando con la corriente de aire en casa, cuando cierras una ventana, la puerta ya no da portazos, a veces tenemos que cerrar nuestra ventana, guardar silencio y evitar que reaccionen, si observamos y entendemos lo que pasa, quizás podamos tomar mejores decisiones.
Entrevista sobre aulas inclusivas
Por último, os pongo una frase que hemos construido entre las dos, cuando dos personas apasionadas de la educación se juntan para charlar, salen reflexiones muy interesantes, “cuando todo el mundo hablamos el mismo lenguaje, los niños aprenden que ese es el lenguaje del respeto, no se trata de permitirles todo y de ser permisivos, sino permitirte tiempo para decidir mejor” . Al la pregunta final de, ¿Marga con qué frase te despedirías? no lo duda ni un instante, como le gusta mucho Mafalda nos regala una de sus frases favoritas: “Que lo urgente no te quite tiempo para lo importante” Mafalda
“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”
Lao-Tse