El viernes 26 de octubre impartí una charla por motivo de la presentación de mi libro «Infancia bien tratada, adolescencia bien encaminada». Agradezco la asistencia de padres de grupos de formación, amigos y familias que me acompañaron. Fue una tarde muy especial para mi ya que pude presentar a mi segundo hijo literario sintiéndome querida y arropada por muchas personas que siguen mi trabajo hace años.
Una asistente a la charla me escribió este bonito mensaje «Quisiera agradecerte haberme permitido compartir contigo ese momento. Cuando empezaste la charle y dijiste que estaban allí tus padres, me conmoví, sentí ganas de llorar. Fue un sentimiento para mí de echar en falta en algún momento de mi vida importante a mis padres y que me duele y pensé en lo afortunada que eres. Pero a la vez con el discurso que hiciste sobre la educación que hemos recibido de nuestros padres y del respeto y agradecimiento que les podemos tener y en mi caso perdón y comprensión pues me sentí aliviada también. Luego las dos palabras en japonés que usaste me parecieron preciosas. La de amae que creo que era la del ejemplo que contaste de tu madre y cuando te llevó en brazos dormida me transportó a mi infancia y algún momento amae, y a la vez a mi hija y a mí. Me encanta poder dar nombre a ese momento de conexión y de amor verdadero en donde no hay reglas solo amor. luego tu discurso fue maravilloso, como conectaste ese amor y respeto por cómo nos han educado nuestros padres con ese amor y respeto que podemos y debemos tener con nuestros hijos. Y de cómo pasamos de ser comprensivos y pacientes con los niños cuando son pequeños y que sin embargo cuando llegan a la adolescencia les pedimos y exigimos tanto o más que a un adulto y se nos olvida ese ser inmaduro que todavía son y todavía nos necesitan pero ahora de otra manera. Leticia gracias por todo el trabajo que haces. Me encanta escucharte porque siempre me llevas a la reflexión y me das impulso a seguir mejorando y creciendo como persona. Gracias Leticia. Qué gran labor haces. Una gran luz en el camino«
Unos momentos
para recordar




AMAE, una japonesa para incorporar
AMAE es un término japonés utilizado por el psiquiatra Takeo Doi. Representa “sentir las necesidades y sentimientos de la otra persona, la empatía que se da por sentada y desde la cual se actúa”. “Amae es el amor pasivo y tolerante que rodea y soporta al individuo dentro del grupo”, tal como se explica en la web japonismo.com.
Es como una “dependencia permisiva”. Donde mejor se entiende es en la relación padres-hijos. Mientras el niño vive el amae como un sentimiento de dependencia o un deseo de ser querido, el padre lo vive como una satisfacción que le permite proteger a sus hijos. Seguro que has vivido este ejemplo de amae. Le dices a tu hijo que tiene que ir a cepillarse los dientes antes de irse a dormir y se hace el dormido en el sofá diciendo que tiene mucho sueño y que casi no tiene fuerzas.
“Esta actitud sería un ejemplo de amae: el niño está buscando que los padres cedan, le cojan en brazos y le lleven tiernamente a la cama a dormir”. Cuidar y proteger es una cosa, desproteger o sobreproteger otra. El niño, en este ejemplo, está mostrándose dependiente, quiere ser cuidado y querido por sus padres. Busca mimos. Los padres, sabiendo que es algo puntual y que no perjudica su autonomía, deseosos de querer y proteger a su retoño, lo aceptan.Amae se puede describir como el hecho de esperar la aceptación y la indulgencia de los demás. Quizás lo que hace especial el amae es que aparece en un momento en que los comportamientos o peticiones parecen inapropiados (ya sea por la edad o la situación) pero hay una aceptación consciente. Amae también se refiere a la actitud no dicha con palabras. Si estás lo suficientemente cercano a mí sabrás lo que me pasa o lo que siento. Cuanto más cercanos estemos, más Amae experimentaremos.