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Los niños crecen en la mirada enamorada de sus padres

Maritchu Seitún es psicóloga argentina especializada en crianza. Trabaja con familias, en entrevistas de orientación. Publicó los libros «Criar hijos confiados, motivados y seguros», «Capacitación emocional para la familia», «Latentes» y «Apego y crianza». Junto a Sofia Chas crearon la colección de «Cuentos para Crecer» con el objetivo de brindar herramientas a padres y ayudar a los chicos en distintos temas de los primeros años de vida.

Marichu nos cuenta en esta entrevista que  nuestros papás sí nos criaron con empatía, pero quizás solo hasta los dos años. A nadie  se le ocurre no ser empático con un bebé, pero después la vida se complica con los trabajos y las ocupaciones y parece que ya no hay más tiempo para acompañar empáticamente. 

Ponerme en sus zapatos

No se trata de cambiar sino de recordar lo que sí hicimos hasta los dos años de forma natural. Ante cualquier situación de convivencia, «mi hijo me llama tonta», si me paro en sus zapatos y trato de entender por qué me dijo tonta «quizás porque le saqué de la bañera porque se enfrió el agua», aunque lo saco del agua porque no puedo permitir que siga en el agua fría, lo hago pero transmitiendo que «vale lo que sientes» . Si miramos el mundo como lo mira un niño aunque sea quince segundos, las respuestas ya cambian.

Los chicos se tienen que fortalecer, hay que acompañarlos en el dolor, pero se puede hacer todo amorosamente, «ojalá pudieras ir a correr debajo de la lluvia, en verano sí podrás pero ahora no porque estuviste enferma»

Sobreproteger no es mejor que ser autoritario

Los padres y madres que actúan con sobreprotección no han entendido que la educación es una combinación de firmeza y ternura. Parte de la tarea de los padres es ayudar a los hijos a fortalecerse pero no evitarles los problemas de la vida. Los papás consentidores según  Boris Cyrulnik  pueden terminar teniendo hijos que los maltratan, por eso hay que alejarse de estos estilos educativos, ni autoritario ni sobreprotección.
El mensaje de la sobreprotección es «vos no podés por eso lo hago por ti», a veces es «yo quiero que esté perfecto y lo hago yo» y otras «no tengo capacidad de enseñarte esto por eso te sobreprotejo»
 
Nuestra autoestima no puede depender de los hijos, los padres tenemos que tener una autoestima más allá de los hijos.
Cuando era terapeuta me daba cuenta que atendía a un niño pero descuidaba una familia, mi tarea es que los padres cambien la mirada , cuando una niña tiene un comportamiento tiránico y dice «quiero y dame ya» los padres pueden pensar que tiene mucho carácter pero puede que sea que no confía y por eso tiraniza. Usar el humor es importante «sería genial que fueras la Reina de España para que te llevara el agua pero en esta casa pedimos las cosas por favor», cuando la madre piensa «no me quiere pasar por encima sino que es insegura y necesita aprender así que mejor enseñar con humor» 

Educamos desde el cerebro racional

Las neurociencias nos han enseñado mucho sobre el funcionamiento del cerebro, cuando la conducta de mi hijo me hace sentir atrapada, vuelvo a mis cuatro años cuando yo tenía un comportamiento parecido y respondemos como lo hacían mis papás conmigo. Cuando le contesto mal le contesto desde mi cerebro primitivo, mi hija deja de ser mi hija y se convierte en un león que me quiere comer, para que la corteza pueda actuar necesita oxígeno y para eso necesito respirar.

Los padres con heridas emocionales tienden a repetir su historia. «Repetimos para no recordar por eso es importante recordar para no repetir»,  a veces el papá que contesta mal está olvidando lo que él sintió de niño, ser consciente de esto nos ayuda a educar de forma más justa.

 

En la adolescencia también con empatía

Los adolescentes tienen que perder el caparazón de la infancia que les da seguridad, «la langosta pierde el caparazón para pasar a la adolescencia». Cuando un niño adolescente puede hablar de lo que le pasa, no va a tener tantas conductas adictivas. Si les educamos para que hablen de lo que les sucede, no van a necesitar buscar algo que les de seguridad como prender un cigarrillo cuando tienen que hablar con la persona que les gusta. Criar con empatía es facilitar que lleguen a la adolescencia con recursos. 

 Nuestros niños son nuestros rehenes porque no pueden ir a otro lado, están atrapados sin salida, es muy importante respetarlos, nuestros padres nos enseñaron a respetar pidiendo que respetásemos pero hoy sabemos que los niños aprenden a respetar siendo respetados. Un niño respetado, va a respetar que no significa dejar que hagan lo que quieran.

Los tres cambios que Marichu propone si fuera Ministra de educación son:  que uno de los dos padres pudiera pasar los dos primeros años con sus hijos, que hubiera escuelas de padres y revisar el sistema educativo. 

Mas información sobre Marichu:
Web:https://www.maritchuseitunpsi.com/
Instagram: @maritchuseitun

"Los niños crecen en la mirada enamorada de sus padres para que el niño 

Leticia Garcés Larrea

Leticia Garcés Larrea

Pedagoga por la Universidad de Navarra (2009). Integradora Social (2002). Postgrado en Educación Emocional y Bienestar en la Universidad de Barcelona (2016). Máster en Inteligencia Emocional (2017) y estudios de Neuroeducación (2018) en la UNED de Madrid. Psicología Positiva en el Instituto Europeo de Psicología Positiva (2019). Diplomado de Educación Emocional, Liderazgo y Bases del Coaching para el Desarrollo Integral en la Fundación Liderazgo Chile (2022).
En 2010 fundó el centro de orientación familiar Padres Formados, desde donde asesora a familias en crianza positiva e imparte formación a familias y profesionales en temas relacionados con la Educación Emocional y la Parentalidad Positiva, tanto presencial como online, a nivel nacional e internacional (Colombia y México entre otros países). También organiza eventos de Educación Emocional desde 2012 en Navarra (España).
Ha sido profesora en la Escuela de Inteligencia Emocional de la UNED Vitoria-Gasteiz, también en UNED TUDELA y profesora en el «Experto Universitario en Inteligencia Emocional » de la UNIR (La Universidad Internacional de La Rioja). Vivió y trabajó en centros de menores en Guatemala y coordinó proyectos de cooperación y educación (2002-2007). Es coautora de los cuentos y del disco “Emociónate” (2014), autora del libro “Padres Formados, hijos educados” (2017), de la guía descargable “Educar sin miedo” (2018) y del cuento «Dragombolo saca el bolo» (2020) para la gestión de la frustración.También es impulsora la campaña de sensibilización «Educar sin Miedo»