Hoy os quiero hablar de Marina Criado Jiménez, una psicóloga especializada en el ámbito educativo y social y con un gran recorrido profesional formando a docentes con las herramientas de la educación emocional. Quizás porque también es maestra conoce de primera mano lo que necesita un docente para relacionarse con su alumnado de forma emocionalmente competente. También tiene un centro de formación y asesoramiento llamado Llerubi en Tres Cantos, Madrid y es autora de los libros «En el corazón de mi profe» y «En el corazón de la infancia». La podéis seguir en su cuenta de Instagram @llerubi
Somos personas trabajando con personas
En la entrevista de hoy tocamos varios puntos sobre la educación emocional en las aulas y en las familias que también aborda en sus libros. Ella lo explica de forma clara y no le falta razón, “somos personas trabajando con personas, cuanto más preparada estés y más sepas leerte a nivel emocional, más fácil va a resultar tu tarea en el aula”. Es obvio que las personas que trabajamos con cerebros en desarrollo nos tenemos que tomar en serio esto de educar, cualquier tarea que hagas por conectarte contigo en el aula, te va a facilitar llevar a cabo la tarea de enseñar.
Marina que tiene mucha experiencia impartiendo formaciones a docentes me dice que, “para que el aprendizaje ocurra, hace falta que tanto la persona que enseña como la que aprende, se sientan bien”. Saber cómo hacer para que ese “sentirse bien” ocurra, es lo que habla en su libro precisamente. La importancia de la presencia, de cuidar el lenguaje, conocer las habilidades de comunicación y sobre todo las grandes claves que son las competencias emocionales.
Tu propio ejemplo es la mejor enseñanza
Por otra parte, me explica, “si tienes bien desarrolladas tus competencias emocionales, el alumno las aprende por modelo. Tu propio ejemplo es la mejor enseñanza para ellos”. ¡Qué razón tiene! En el aula hay que tener en cuenta que la persona que tenemos delante tiene unos ritmos emocionales que no siempre coinciden con las necesidades que yo tengo de enseñar, conocer el ritmo de desarrollo y respetar o pactar entre estas dos necesidades es lo que permite atender la complejidad del aula.
También me dice que “es importante la capacidad verbal y no verbal, entender que ahora necesita una mirada, un espacio, una sonrisa, la postura corporal, son habilidades que se entrenan en las formaciones con el objetivo de que el profesorado entrene su lenguaje no verbal cuando entra en el aula”. ¿Cómo es nuestra entrada en las aulas? ¿Qué transmitimos cuando nos dirigimos a ellos? Estas y otras preguntas nos pueden ayudar a modificar nuestra actitud cada mañana.
La educación debería abrir puertas y nunca cerrarlas
Marina muy acertadamente me dice que es importante “darte cuenta de cómo estás y ponerlo al servicio de la tarea de enseñar, esto es lo que nos permite tener el control de la convivencia que surge cada día en las aulas”. Si tienes un día malo y lo compartes con tus alumnos, les estás enseñando a expresar emociones, les puedes decir, “hoy estoy triste, lo notarás en mi cara…”. Debemos tener en cuenta que los niños tienden a pensar que son culpables de lo que sucede, el niño piensa que si la profe está enfadada puede ser por su culpa, por eso es importante hablar con ellos de lo que sentimos.
No solo hay que poner el foco en lo que nos cuenta, hay que diferenciar entre expresar y explicar. Una cosa es que exprese cómo está, lo puede hacer con palabras o con un dibujo o una actividad, y otra muy distinta es explicar, el niño debería de saber que no está obligado a explicar lo que ha expresado. “Todo lo que a ti te sirva para estar mejor te lo voy a permitir, pero luego no vas a tener que hacer el esfuerzo de explicarme lo que has sentido”. Trabajarse, formarse, mirarse, es importante porque en la medida que te trabajas vas a poder poner en marcha cosas que no viviste de niño, por ejemplo, si nadie en tu infancia te pidió perdón, de adulto lo puedes incorporar como una estrategia y convertirte en el adulto que no tuviste. “Lo que tú hagas desde tu ser, va a funcionar mejor que la mejor teoría que conozcas”. La educación debería de abrir puertas y nunca cerrarlas.