Beatriz Ayala escribe cuentos sobre inteligencia emocional. En esta entrevista nos habla de su última publicación «Esto pica mogollón», un cuento precioso ilustrado por Beatriz Sevilla Almansa que trata sobre las etiquetas y cómo éstas pueden dañar la autoestima de los niños y niñas.
Nos cuenta que cuando su hijo era pequeño, le preguntó a la maestra si podía ir un día a contarles un cuento sobre el miedo y resultó una experiencia tan bonita que empezó a escribir algunos cuentos porque se inspira de la vida misma, de sus hijos y de las experiencias diarias.. Antes de este cuento auto editó “Doce patas de grillo” un cuento sobre cuatro emociones muy apropiado para trabajar en infantil.
El tema de las etiquetas le preocupaba especialmente por eso surgió el cuento “Esto pica mogollón” para ayudar a los padres a ser conscientes de no etiquetar y ayudar a reflexionar sobre las palabras que salen de nuestra boca y a partir de ahí encontrar la manera de no etiquetar a los niños.
¿Qué son las etiquetas?
«Este niño es un vago… tímido… nunca va a saber hacer x…» Son palabras que nos salen de forma automática , suelen tener una connotación negativa, pero las positivas también son negativas, como decirles “eres mejor que Picasso” cuando hacen un dibujo.
Cuando le dices que es el mejor del mundo en algo, le ponemos un peso sobre su espalda que no va a poder soportar porque como es el mejor de todos, siempre tiene que hacerlo todo mejor que nadie. Y algo que le puede generar placer como dibujar se puede convertir en un medio para buscar reconocimiento, dejándole de importar lo que hace porque le interesa más agradar a través del dibujo que dibujar. Los niños que son los mejores en todo, quieren que todo les salga bien y no toleran muy bien la frustración.
Las etiquetas en general restan autoestima, obligan al niño a comportarse de la manera en la que le están etiquetando. «Recuerdo una amiga que decía todo el rato que su hija era una vaga y a raíz de ahí y mis estudios de inteligencia emocional, escribí el cuento. El título surgió a raíz del símil de que tanto a mi hijo como a mí las etiquetas de la ropa nos molestan mucho y las tenemos que cortar, de ahí la idea de relacionar las etiquetas que tanto daño hacen con las etiquetas que tanto molestan».
¿De qué trata el cuento?
El protagonista, Arturo, suele estar muy distraído, la maestra le llama burro. La mamá se da cuenta que le pasa algo y le da más o menos la herramienta para que supere esos momentos. La maestra y la madre hablan y llegan a la conclusión de que poner etiquetas no es la mejor manera de tratar a un niño.
La «seño» de Arturo se enfada mucho con él, pero las distracciones permanentes del niño en clase enseñarán a la severa maestra que las humillaciones no sirven para nada. Una interesante reflexión para mostrar el peligro de «etiquetar» a los niños. Las palabras amorosas de su madre hacen que a Arturo le crezca una nueva etiqueta, esta vez positiva y que parece una capa de superhéroe.
¿Jugamos con las etiquetas?
En la entrevista le propongo a Beatriz un juego y es transformar algunas frases que se dicen en las aulas, donde las etiquetas están implícitas, por otras frases un poco más positivas y ella nos hace algunas sugerencias.
En lugar de decir “¿Dónde tendrás la cabeza?” ella propone decir “veo que estás un poco despistado”. “Eres un desastre en plástica menos mal que eres bueno en música” partiendo de la base de que todos no podemos ser buenos en todo, hay que poner cuidado en lo que decimos. En lugar de comparar las letras entre compañeros, se puede pedir que hagan una letra clara que se lea bien. Se trata de buscar las palabras para no dañar, al fin y al cabo, aprender a no etiquetar es como ir al gimnasio, un entrenamiento que mejora con el tiempo
Disculparse con un hijo, una gran enseñanza
La enseñanza que tú le regalas a tu hijo al pedirle perdón es inmensa porque indirectamente le estás enseñando a que cuando él se equivoque pida perdón sin problema. La inteligencia emocional te hace cambiar la perspectiva, ya nada lo ves igual, aunque te sigas equivocando las cosas las ves diferente. Vas mejorando y el ambiente en casa también.
Para terminar, como con cada invitado, le pregunto a Beatriz qué tres cambios haría si la nombramos Ministra de Educación y ella propone que la inteligencia emocional sea transversal, que los niños no estén sentados y se siga un modelo más tipo Montessori y que la escuela no tenga límites físicos, que no se encaje a los niños entre cuatro paredes, que el aprendizaje suceda en la vida.
Beatriz tiene un deseo y es hacer del mundo un mundo mejor y que este cuento esté en las manos de muchos niños y niñas, así que esperamos haber contribuido con esta entrevista a que se le cumpla un poquito más