No todos los conflictos de convivencia terminan en acoso escolar, se pueden gestionar bien y que sean de aprendizaje para el grupo. Pero hay situaciones que se dan en lugares aislados, sin supervisión y quien lo sufre no lo cuenta impidiendo una posible intervención a tiempo.
Si tu hijo te pide no ir al colegio un día puntual, habrá que escucharle pero también explicarle que ir al colegio es un derecho y nuestra obligación que acuda. Pero si te lo pide insistentemente, no esperes a que su cuerpo somatice, debemos buscar los motivos pero no siempre interrogando al niño.
No siempre pueden contar lo que les pasa porque son acciones aparentemente inofensivas. Puede ser una burla camuflada en una broma o risas en grupo mientras te miran. No es una agresión física que deja huella, pero genera mucha indefensión y es difícil de narrar.
Las habilidades sociales te permiten expresar mejor, comunicar tus necesidades y defender tus derechos.
Leticia Garcés
“Mamá, no me lleves al colegio más por favor…”
¿Y si los mensajes llegan por medio de redes sociales? Puede que no entiendas que la imagen que ha recibido tiene un doble significado y es humillante o que no permitirle estar en un grupo de WhatsApp es tan doloroso como no tener amigos. A veces no podemos consolar pero deben contar con nuestro apoyo siempre.
Hablar con un niño que sufre en el colegio o bien porque le faltan habilidades sociales y no sabe muy bien cómo interactuar con sus amigos o bien porque por su forma de ser no le permite reaccionar a comentarios hirientes, no es fácil, por eso cada día hay que crear en casa un ambiente agradable y de confianza que les invite a abrirse.
No les ayuda que les demos consejos que no saben llevar a cabo, si no se defienden no es porque no sepan que pueden pedir ayuda, sino porque o lo han intentado y nada ha mejorado o no pueden salir de una situación de bloqueo e indefensión.